Vistas de página en total

4,414

sábado, 15 de junio de 2013

Y en mi cabeza, solo Duendes como tú.



El destino nos lazó un desafío, conocernos y amarnos de forma veloz y querernos si eramos capaces, con la distancia como antagonista de nuestra historia. lo intentamos, luchamos con todo lo que teníamos, nos quisimos hasta quedarnos sin fuerzas, y entonces llegó el final. Un lanzamiento desde mitad de la cancha que no encesta y por consiguiente una distancia sonriente, alimentándose de una historia muerta mas.

No supimos arriesgar lo suficiente y como los viejos sabios dicen, "quien no arriesga, no gana" y nosotros perdimos, fuimos tan cobardes que dejamos al tiempo olvidar por nosotros, le cedimos el primer puesto a la maldita distancia sin tan siquiera forcejear por el, le pusimos nuestro adiós en bandeja a la vida.

¿Y ahora qué?, años después sigo sin poder hablarte por miedo a recordarte, sigo sin poder escuchar esa maldita canción que fue nuestra banda sonora, sigo sin poder ver una tienda de campaña sin imaginarte a ti dentro... y sabes qué, que estoy harta. Harta de hacer como que se acabó, harta de ser tu salvavidas cuando todo te va mal y cuando no, no ser nadie para ti, harta de recordar aquella maldita historia y cada rincón, sentir cada beso y cada mirada como si fuera ayer y harta de saber que no están y que nunca mas estarán.

Las palabras no se van, las dejamos ir nosotros, por eso cada promesa que nos hicimos las rompimos una a una, menos olvidarnos, y ahora, de toda aquella historia de amor, un amor de verano, solo quedan cicatrices,  incluso alguna herida aún sin cicatrizar y no veas lo jodido que es saber que estas ahí, que ni me olvidas, ni te olvido y que seguimos siendo los mismos cobardes que entonces, dejándo al tiempo la tarea de olvidar, olvidarse y olvidarnos.


...Ekaitz...

1 comentario: