Cada día, como una margarita, se deshojaba ante la vida,
en un intento desesperado por encontrar respuestas,
si, no, si, no... y así infinitas veces...
El ritmo desenfrenado de la rutina diaria, no le dejaba tiempo para soñar,
todo debía estar programado, y dormir era solo un proceso necesario
para descansar. Soñar, ¿qué era eso?, una pérdida de tiempo ante cosas
mas importantes.
En sus frenéticos días, solo podía pensar en cuánto trabajo tenia para ese día, los papeleos que tenía que realizar, las tareas que le quedaban por hacer, y las horas que le quedarían para dormir y descansar, soñar, ¿qué era eso?.
En uno de esos días interminablemente similares y sin color, se cruzó en su camino
un hombre de edad y vida marcada en la mirada, bigote y sombrero, se le acercó y
decidir por ella, a lo que ella preguntó:
- A una flor, ¿para qué?
El hombre, con una gran sonrisa le respondió:
- Para lo mismo que soñar, simplemente para VIVIR.
Desde entonces ella, cada día como una margarita, se deshoja ante la vida,
en un intento desesperado por encontrar respuestas, si, no, si , no...
y así infinitas veces con el único sentido de vivir y saborear los sueños.
...Ekaitz...
...Ekaitz...