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miércoles, 26 de febrero de 2014

La catástrofe del veintiséis.

Se trataba de un lunes, un maldito lunes cuando todo comenzó.

Dos personas que por separado no decían nada, se unieron para formar un veintiséis.
Dos personas en una, que pasaron tres veces cada doce meses por esa unión numérica que lo significaba todo en sus vidas.

Pero entonces las matemáticas se metieron de por medio, para enredar las cosas, como siempre suelen hacer. Y restándose uno a otro obtuvieron el resultado de las cuatro semanas en las que todo se rompió.
Y sumándose entre sí, encontraron los ocho días siguientes que les llevó decirse adiós. Dividiendo así ese maravilloso veintiséis en un dos y un seis, que por separado no dicen nada, igual que sus cuerpos.